Takagui LoComenta
Martín Takagui
Es increíble la forma en que hacen evidente el gobierno y los medios de comunicación como Reforma y El Universal, que ya tienen arreglos, pero aunque no es malo que haya diálogo entre el gobierno y los medios de comunicación, los resultados de esas negociaciones y de los arreglos editoriales demeritan la trayectoria de los principales periódicos diarios, quizás los mas serios y con la mayor credibilidad.
El presidente Andrés López Obrador, desde antes del inicio de su administración se ha dedicado a dinamitar la imagen y la credibilidad de los medios tradicionales, a los que ha calificado de vendidos, de voceros de la derecha, corruptos y muchos otros calificativos que han minado la credibilidad.
Las benditas redes sociales, como las califica el presidente mexicano, ya no le son suficientes para mantener su credibilidad, los miles de bots, los seguidores, los chairos de las redes sociales no pudieron revertir el impacto, el boquete o el abollón que hizo a la corcholata ganadora de las encuestas de Morena, el surgimiento de la candidata de la oposición Xóchitl Gálvez, quien logró opacar, ella sola, todo el proceso y la difusión del destape de Claudia Sheinbaum Pardo.
No es casual que semanas después de experimentar esa experiencia, frente a una amenaza real, como lo demostró el mismo López Obrador con sus ataques a Xóchitl, desde la mañanera, seguramente alguien le aconsejó que fumara la pipa de la paz con los dos principales medios escritos de este país.
Obviamente el periódico La Jornada tampoco le fue suficiente, pues desde el inicio de la actual administración y por la política editorial de arrastrarse, ese medio ha perdido credibilidad entre sus lectores, muchos de ellos intelectuales, clasemedieros y mexicanos pensantes que leían con interés las piezas informativas críticas al gobierno, que dejaron de serlo con la asunción de AMLO al poder.
La primera señal de ese arreglo, que no tiene otra cosa a cambio, más que muchos millones de pesos, fue hace un poco mas de una semana, cuando de pronto, El Universal saca una nota a ocho columnas en donde se dan los resultados de una encuesta Buendía & Márquez sobre las preferencias electorales, en las que Sheinbaum, aparece con una ventaja de 30 puntos por encima de Gálvez.
Todo mundo volteó a ver de qué se trataba, la verdad es que solamente la chairiza se la creyó, después de que casi todas las encuestas, pagadas o no, serias y no serias las colocaban con diferencias de entre 8 a 20 puntos, las más “catastróficas”, como decía López Gatel con el número de nuestros por Covid 19.
Con la mirada encima de la publicación de dicha medición publicada en El Universal, de pronto aparecen notas que muestran “el peine”. Resulta que además de lo sospechoso que resultaba esa encuesta, se dio a conocer que María Teresa Ealy, hija del dueño de ese periódico, Juan Francisco Ealy, se incorporaba a la campaña de Claudia Sheinbaum.
Las notas informativas dieron a conocer que Teresita se incorporó como Coordinadora Nacional de una organización de mujeres jóvenes que se dedicarán al apoyo directo a la campaña presidencial de Sheinbaum y que al lado de Ella se encuentra también en la misma organización Paola Félix.
Sí esa misma Paola Félix que fue despedida cuando fungía como Secretaria de Turismo al principio de la administración de Sheinbaum, como jefa de gobierno de la capital del país, por haber abordado un avión rentado para asistir a la boda de Santiago Nieto, violando la austeridad republicana.
Por lo que hace al periódico Reforma, los ataques desde el púlpito de Palacio Nacional se han amainado desde hace varias semanas o meses y casualmente salió otro peine, cuando se anunció la salida de Lorena Becerra, casualmente quien se encargaba de coordinar y hacer las encuestas para ese medio de comunicación. Ella dijo que su proyecto era poner su propia empresa y trabajar sola.
Dos o tres días después, se da a conocer la salida del Director Editorial de Reforma, Juan Pardinas, con una explicación menos obvia, diciendo que se incorpora al Consejo de la Universidad Internacional de Rioja en España, para dar paso al periodista Roberto Zamarripa, quien ocupa ya su logar como Director Editorial de Reforma.
Serán peras o manzanas, pero a quienes tenemos décadas en estas lides del periodismo y de la política, la verdad es que no hay explicación más que ya hubo arreglos entre el gobierno y los medios mencionados, que de una u otra forma, lo reconozcan o no, son de los más influyentes en el momento actual de la política nacional.
Revuelo
Pero ahora resulta que, el presidente López Obrador, en su mañanera de este miércoles aseguró que si bien él ha sostenido algunas reuniones con los directivos de los medios de comunicación, de ninguna manera ha presionado para que se remuevan algunos de los periodistas que le resultan incómodos, como quien dice, se está curando en salud, pero sería ingenuo pensar que si bien ya se fumó la pipa de la paz y se arreglaron en lo económico, no haya modificaciones en cuanto a la línea editorial y, concretamente en el caso de Pardinas, se trata de un periodista que se ha caracterizado por la firmeza de sus convicciones y una línea editorial modificada a modo para el gobierno, no iría con su forma de hacer periodismo.
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