PULSO
Eduardo Meraz
El padre Alejandro Solalinde tendrá que contener sus ansias toreriles de verse al frente del organismo que sustituirá al Instituto Nacional de Migración y, olvidarse de todos los beneficios económicos y políticos que le acompañarían. Ya se veía en un camionetota machuchona y dejar en el pasado la etapa de penurias y limitaciones.
También estaba seguro el clérigo de ser el salvador de la desastrosa política migratoria aplicada por el cuatroteísmo, como subsidiaria del gobierno de Estados Unidos, a través del muro humano construido en las fronteras norte y sur con más de 25 mil elementos y como encargado del resguardo de los migrantes en espera de poder ingresar a territorio norteamericano.
Después de unas conversaciones con el presidente totalmente Palacio Nacional, Solalinde se contemplaba como jefe de la “mexican border patrol”, pues como parte del nuevo modelo migratorio, proponía un esquema de vigilancia policial casi a imagen y semejanza de la estadounidense.
Así, cuando creía que finalmente la cuarta transformación le haría justicia y que sus desvelos en favor de los migrantes encontrarían la recompensa largamente acariciada, habrá de esperar mejores tiempos, pues ante los reclamos de los gobiernos de El Salvador y Guatemala por el deceso de varios de sus conciudadanos no es conveniente hacer un anuncio de tal envergadura.
El reclamo de las naciones centroamericanas quedó perfectamente delimitado al calificar de “crimen de Estado” lo sucedido en el centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez, Chihuahua y también solicitar el despido de los encargados de migración. Postura no muy del agrado del mandatario sin nombre y sin palabra.
Por eso, este lunes, en su teatro en atril mañanero, el ejecutivo puntualizó que las modificaciones en materia migratoria, que contempla la creación de un consejo para atender este tema, deben esperar a que concluyan las investigaciones que realiza la Fiscalía General de la República (FGR) sobre la muerte de 40 migrantes.
De acuerdo con cifras extraoficiales, en lo que va de la presente administración se han contabilizado alrededor de 1,000 migrantes muertos durante su travesía.
Y si tenemos en consideración el tortuguismo con el cual opera la FGR y la ineficiencia manifiesta al documentar los casos de su competencia, es muy probable que el cargo por el cual aspira y suspira el padre Solalinde tal vez nunca se le conceda o por un periodo muy corto, al menos en la actual administración.
Además, en los días recientes el fenómeno migratorio parece encontrarse fuera de control, no sólo por el incremento mensual de 30 mil rechazados por Estados Unidos tienen que permanecer en territorio mexicano, sino por haber salido a la luz las redes de “polleros” que operan casi con absoluta impunidad
El caso de los más de 100 migrantes descubiertos por casualidad en San Luis Potosí y que eran retenidos de manera ilegal, ponen a descubierto como el crimen organizado ha diversificado sus campos de acción de manera floreciente y, sin duda, con la colaboración de autoridades federales, estatales y locales.
Es decir, se requerirá mucho más de la “santidad” que ve Alejandro Solalinde en el presidente totalmente Palacio Nacional para limpiar la estructura migratoria, por lo que el milagro de encabezar esta tarea tardará en concretarse y la paciencia no es una de las virtudes del cura.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
“Un número creciente de republicanos prominentes se están entusiasmando alrededor de la idea de que, para resolver la crisis de fentanilo, Estados Unidos tiene que bombardearla”, reporta Politico, medio que es lectura obligada para el circuito político en Washington. Idea revivida por el expresidente Donald Trump, “amigou” del líder espiritual del cuatroteismo
@Edumermo
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