La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, denunció este lunes las constantes “amenazas” de China, al hablar ante la Asamblea Nacional de Belice, última escala de una gira centroamericana destinada a reafirmar alianzas.
Expresó que la isla enfrenta “constantes amenazas y presiones del vecino del otro lado del Estrecho de Taiwán (China)”, debido a que las relaciones de Taipéi con las “democracias alrededor del mundo han crecido fuertemente en años recientes”.
La mandataria lamentó que Taiwán “continúa siendo excluido de participar en organizaciones internacionales y de servir como miembro productivo de la comunidad internacional”, debido a la oposición china, y sostuvo que Belice es el principal “abogado” contra la exclusión de la isla.
“Belice ha ayudado a dar voz a los 23 millones de habitantes de Taiwán”, expresó.
La gira de Tsai, que antes la llevó a Guatemala, tiene lugar una semana después de que Honduras rompiera lazos con Taiwán y estableciera lazos diplomáticos con China.
Tras esta ruptura, solo 13 países reconocen a Taiwán. Bajo el principio de “Una sola China“, Pekín no permite que ningún país tenga lazos diplomáticos con ellos y con los taiwaneses a la vez.
Luego del discurso de Tsai, el primer ministro beliceño, John Briceño, le entregó una carpeta con una resolución aprobada por la Asamblea Nacional de Belice en apoyo de la inclusión de Taiwán en la comunidad internacional.
“Éste es un día histórico, porque usted, señora presidenta, ha cruzado océanos para venir a nuestra cosa a celebrar estos valores [democráticos], reforzar nuestra colaboración y reafirmar nuestro compromiso con la prosperidad de nuestros pueblos”, dijo Briceño.
En Guatemala, Tsai prometió el domingo que “Taiwán continuará asistiendo al desarrollo sustancial y prolongado de sus aliados diplomáticos”.
En tanto, el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano Kevin McCarthy, dijo el lunes que se reunirá con Tsai en el estado de California el miércoles, un encuentro que China considera una provocación.
China considera a la isla de gobierno democrático y autónomo como una provincia rebelde que es parte de su territorio, a la que espera recuperar un día incluso sin descartar la fuerza.
América Latina ha sido un terreno disputado desde que Taiwán y China se separaron en 1949, al final de la guerra civil china. Los comunistas tomaron el poder en China continental, mientras los nacionalistas se replegaron a Taiwán.
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