- Con el fin de contribuir al desarrollo de la electromovilidad en el país, la AMTM pidió a Grupo CISA describir las dificultades previas al arranque del proyecto
- Fue necesario instalar una subestación eléctrica, adaptar el patio de encierro de las unidades y resolver problemática inherente a la operación: Fernando Osorio
Más de 530 millones de pesos de inversión en la flota, un año y dos meses para la definición del proyecto, equipamiento, construcción e instalación de la infraestructura energética, adecuaciones al patio de resguardo y recarga, así como la definición de qué empresa sería la proveedora de las unidades, entre otras circunstancias, se requirieron para el inicio de la electrificación de la Línea 4 del Metrobús (MB), por parte de la empresa Conexión Centro Aeropuerto S. A., de Grupo CISA.
A petición de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM) con el fin de contribuir al desarrollo de la electromovilidad en el país, el director de planeación (SMO) de Grupo CISA, Fernando Osorio, describió los principales pasos, previos a que el jefe de Gobierno capitalino, Martí Batres, diera el banderazo de salida, el pasado 22 de diciembre, a las primeras 20, de 55 unidades eléctricas que formarán parte de esa flota.
El directivo explicó que, la forma de resolver todos estos obstáculos, implicó que Grupo CISA entendiera los modelos de negocio necesarios, así como las particularidades del proyecto y escogiera el modelo de unidades adecuado, lo cual es una contribución al gobierno para subsecuentes proyectos de electrificación.
Añadió que esta experiencia ubica a Grupo CISA en un nuevo primer lugar, ya que fue la primera empresa en tener unidades eléctricas que se probaron en el sistema Metrobús, en operar con unidades híbridas, con todo tipo de combustible, así como con unidades de 12 metros, de 15 metros, doble piso, articuladas, biarticuladas, y la cual, este año, adquirirá las primeras unidades biarticuladas eléctricas, que circularán en la Línea 1 del MB.
Acerca del camino para la electrificación de la Línea 4, dijo que primero fue necesario valorar las dimensiones del patio de resguardo, tanto para instalar una subestación con el volumen de recarga requerido, como para definir las características de los vehículos. Verificado esto, hubo que ejecutar el proyecto de infraestructura, que implicó la canalizar el cableado del calibre adecuado para soportar esa energía, a través de la tubería correspondiente, así como conectar los cargadores donde se proveerían las unidades, que requirieron pedestales y protectores, ya que, al estar en un lugar limitado de espacio, se requirieron estructuras de protección para su resguardo.
Además, hubo que convocar a las empresas fabricantes con esa capacidad, por lo que se optó por el modelo B15E01, de la marca BYD, con una longitud de 15 metros y capacidad para transportar hasta 126 pasajeros, que se alimentan con una batería de litio ferrofosfato de 363 Kw/h, para una autonomía de 300 kilómetros.
Sin embargo, ahora se presentaba el problema del modelado financiero para la adquisición de los nuevos autobuses y el tema del pago por kilómetro. La inversión, de 530 millones sólo para las unidades, provino de Nacional Financiera (Nafin), que por primera vez otorgó un crédito de esta naturaleza, lo que significa una mejor relación con el Metrobús y, por consecuencia, acelerar el proceso de electrificación.
La infraestructura, por su parte, fue financiada por el Gobierno capitalino a fondo perdido, lo cual significa que, tal como ocurre con la construcción de las calles y las banquetas, es una inversión que no tiene devolución y va directamente al beneficio de la ciudadanía.
Toda esta problemática determinó que el proyecto se rezagara, pero eso permitió que se concluyera la infraestructura sin problemas y se hicieran pruebas antes de que las unidades llegaran .
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