Mónica Caballero Garci-Crespo, hoy conocida por todos como Olga Lucía Romero Garci-Crespo, tiene por costumbre cobrar herencias por medios truculentos. La política ya ha cobrado al menos dos herencias más.
Es ampliamente sabido que el cambio de nombre de Mónica a Olga Lucía, obedece a su interés por cobrar la herencia de la Señorita Socorrito Romero Garci-Crespo. Pero esta es la tercera herencia que pelea la GarcI-Crespo.
La primera ocasión fue quizá la más lícita, puesto que cobro la herencia de su tía materna en primera línea, la Señora Leticia Garci-Crespo Rama, hermana de María de Lourdes Garci-Crespo Rama, de su tía, la diputada recibió algunos bienes y dinero.
Mientras la segunda herencia que cobró fue la del Señor Edmundo Caballero Albarrán, uno de sus padres adoptivos, quien le dio no sólo la herencia quien la reconoció como hija biológica, y a quien reconoció como padre durante 35 años, hasta que le convino buscar la herencia de Socorrito Romero y se cambió el nombre, aprovechando que su madre tuvo una relación amorosa con Francisco Romero Celis, sobrino de Socorrito.
La diputada desconoció a don Edmundo, cuando ya había cobrado y disfrutado de una buena herencia.
La Monina Garci-Crespo tiene por costumbre acumular su fortuna por los medios que sea, incluso pasando por encima de la legalidad. Aparte de la costumbre de cobrar herencias, por eso ahora se empeña en cobrar la herencia de la Señorita Socorrito.
La diferencia es que Socorrito, hasta hoy, sigue siendo una de las tehuacanenses más queridas y respetadas, los locales le profesan agradecimiento y cariño; por eso este abuso ha tomado dimensiones nacionales y se convirtió en un escándalo de gran proporción.
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