Los indígenas llamados «ponchos rojos» del altiplano de Bolivia iniciaron un bloqueo de caminos para exigir la renuncia del presidente, Luis Arce, y del vicepresidente, David Choquehuanca, por la falta de dólares y combustible, además de acusarlos de promover la división de las organizaciones sociales.
El principal dirigente de los «ponchos rojos», David Mamani, declaró este lunes que la protesta campesina es una huelga indefinida «hasta que renuncie el presidente del Estado, Luis Arce, y su vicepresidente, David Choquehuanca», y se convoque «a la brevedad» a nuevas elecciones.
Decenas de manifestantes se apostaron en las principales carreteras que conectan La Paz, ciudad sede del Ejecutivo y Legislativo de Bolivia, con el interior del país, algunos municipios vecinos y la carretera internacional hacia Perú.
En los puntos de bloqueo se prendieron fogatas, se colocaron piedras y montículos de tierra o escombros para obstruir el paso de los vehículos, al mismo tiempo que el personal de la Policía intentó convencer a los movilizados para que permitan la circulación, según constató EFE.
MANDATARIO ACUSA A EVO MORALES
Anoche, el presidente Arce emitió un mensaje televisado en el que acusó al exmandatario y líder del oficialismo, Evo Morales (2006-2019), de intentar acortar su mandato y orquestar un bloqueo indefinido de carreteras que «terminará en un intento de golpe de Estado» para imponer su candidatura presidencial.
Morales y sus sectores leales comenzarán mañana una marcha desde el pueblo de Caracollo, a 190 kilómetros al sureste de La Paz, en reclamo por la situación económica y para defender al oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) de un intento de «proscripción».
El exgobernante negó que las protestas sean para favorecer su candidatura, sino que son el «descontento del pueblo hacia un Gobierno que ha protegido la corrupción, que nunca hizo nada para solucionar la crisis, que avaló la prórroga ilegal de magistrados».
PIDEN EVITAR UNA OLA DE VIOLENCIA
Al respecto, la Defensoría del Pueblo pidió hoy, en un comunicado a las autoridades nacionales y locales, además de los sectores que sostienen protestas, «a mantener la calma y evitar acciones que puedan derivar en hechos de violencia y mayor conflictividad en el país».
Morales y Arce están distanciados desde finales de 2021, y el año pasado sus diferencias se profundizaron por un congreso nacional del partido en el que, en ausencia del presidente y de sus sectores leales, Evo Morales fue ratificado como líder del MAS y elegido «candidato único» para las elecciones presidenciales de 2025.
Arce y el vicepresidente Choquehuanca no estuvieron en ese encuentro, en la localidad de Lauca Ñ, al considerar que las organizaciones sociales, base del partido, no estaban representadas como se debía.
Los sectores sociales que respaldan a ambos líderes llamaron en varias ocasiones a congresos del MAS, pero la autoridad electoral no reconoció esas reuniones hasta que ambas facciones oficialistas organicen un encuentro único en consenso.
La realización de un congreso de partidarios y la renovación de su directiva es un requisito necesario para la participación del MAS en los comicios presidenciales del próximo año.
La candidatura de Morales es un motivo de polémica interna en el oficialismo, dado que desde el gobierno se ha insistido en que el expresidente ya no se puede volver a postular, mientras que sus seguidores defienden que sí puede.
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