Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y Director general de Gobierno de calidad, consultoría de políticas públicas.
La digitalización implica la supervivencia empresarial. Pero la tecnología en sí misma no es una panacea. Se requiere reinventar misión y gestión. Esa es la asignatura pendiente en las universidades: analizar e implementar la reconfiguración corporativa.
Hoy, a pesar de las inversiones empresariales en la digitalización, la mayoría de las compañías aún no obtienen ventajas competitivas significativas. Ser digital ya no es suficiente. No se construye una ventaja competitiva real a largo plazo si no existen diferencias cruciales con los competidores o hacer lo de siempre, incluso si se opera más rápido y de manera más eficiente que antes.
Se requieren combinaciones dinámicas de la base de conocimientos, procesos, tecnologías, datos, habilidades, cultura y modelos organizacionales que en conjunto permitan a las empresas crear valor de maneras que otros no pueden.
Es importante, entonces, reimaginar nuestro lugar en el mundo. Esto implica mirar más allá de la cartera actual de negocios y productos y determinar qué valor se creará y para quién. Cualquiera que sea la nueva propuesta de valor, deberá identificarse una posición única impulsada por las capacidades propias.
Para crear valor se debe combinar arte y ciencia. Mirar las tendencias de los datos y preguntar a los clientes qué quieren no es suficiente. Debe desarrollarse un propio punto de vista único sobre cómo se evaluará y creará el valor en el futuro y qué capacidades necesitará para cumplir con esa propuesta.
Una acción relevante es crear valor a través de los ecosistemas o redes de empresas e instituciones que trabajan juntas hacia un propósito común. La única forma de que las empresas prosperen es aprovechar las capacidades que otros construyen para ofrecer las propias propuestas de valor.
El proceso de reinvención también implica construir un sistema de conocimientos privilegiados sobre los clientes.
Esto es más que comprar estudios de mercado. Exige que las empresas establezcan una base sólida de propósito y confianza.
Ahora, a medida que vaya más allá de lo digital, deberá asegurarse de abordar los datos subyacentes y la tecnología necesarios para respaldar sus capacidades diferenciadoras, incluido su sistema de información privilegiada.
La tecnología que ayuda a las empresas a capturar datos y convertirlos en información existe y se innova rápidamente. Las soluciones de planificación de recursos empresariales (ERP) basadas en la nube, el almacenamiento bajo demanda, los sensores conectados, el aprendizaje automático y las herramientas de IA, y muchas otras tecnologías diseñadas para recopilar, procesar y analizar datos de forma rápida, flexible y creativa abundan. El desafío a menudo es tomar decisiones entre la abundancia de opciones, y secuenciar esas elecciones de tal manera que se refuercen mutuamente y conduzcan a un impacto medible.
La creación de valor mediante la ampliación de algunas capacidades diferenciadoras requiere un nuevo modelo de trabajo y trabajo en equipo, dado el gigantesco impulso que algunas de estas capacidades requerirán a medida que entregue una propuesta de valor más audaz. Para ello deberá asegurarse que los profesionistas y colaboradores contribuyan e innoven continuamente. El elemento fundamental de esta filosofía es la formación y el desarrollo del talento desde dentro. La unión universidad-IP nunca fue tan relevante como lo es ahora.
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