Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y Director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas
Existe una idea perniciosa y cada vez más extendida: los espacios públicos en línea dañan la deliberación y el tejido de la sociedad. Aunque miles de millones de usuarios aprecian lo que Internet hace por ellos, el clima en algunos segmentos de las redes sociales y otros espacios en línea están llenos de desinformación, teorías de conspiración y provocaciones a la violencia.
Las plataformas de redes sociales son criticadas por su papel en todo esto.
Así, The Wall Street Journal expuso detalles que parecen mostrar que Facebook permitió la difusión de información errónea, desinformación y toxicidad que generó violencia étnica y daño a las adolescentes e incluso socavó los esfuerzos de vacunación contra COVID-19.
Las preocupaciones sobre las interacciones dañinas y manipuladoras en algunos espacios en línea, y las preocupaciones sobre el papel de las empresas de tecnología en todo esto, genera que los activistas tecnológicos traten de rediseñar los espacios en línea para facilitar el debate, mejorar la civilidad y brindar seguridad personal.
Se habla ya de una «declaración de derechos» de Internet que permite la «identidad autosoberana» que permite a las personas permanecer anónimas en línea, pero elimina a los bots. También se propone un Sistema de “comunicación constructiva» para reducir la ira y salvar las divisiones.
De cara a 2035, ¿se cambiarán los espacios digitales y el uso que hacen las personas de ellos de manera que sirvan significativamente al bien público?
La evolución tecnológica actual tiene tanto aspectos positivos como negativos.
Muchos expertos dicen que los espacios públicos en línea mejorarán significativamente para 2035 si los reformadores, las grandes empresas de tecnología, los gobiernos y los activistas abordan los problemas creados por la desinformación y el discurso tóxico. Otros esperan problemas continuos a medida que las herramientas digitales y los foros se utilizan para explotar las debilidades de las personas, avivar su ira y separarlas.
Ante esto, el espacio público en Internet puede representar el mejor ejercicio de cómo ser más abiertos e inclusivos a las opinions y acciones de los otros. Se trata de un ejercicio en tiempo real para desestimar la intolerancia, radicalism y falta de respeto.
Por supuesto, la creación de una mentalidad más positive redundará en un major intrercambio de opinions y se desvanecerán los sesgos de polarización que actualmente se alientan por intereses politicos. Más que normas estrcitas en el uso de plataformas sociales, por ejemplo, es importante abonar en la educación y volver, así,más “amigable” el espacio público en Internet.
La familia, instituciones educativas, activistas sociales y gobierno tienen importantes roles que desempñear en la construcción de una verdadera democracia. Los espacios públicos en Internet hoy son el campo de experimentación más promisorio y también el laboratorio más ambicioso. Vale invertir en ellos.
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