Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.
¿La creciente incertidumbre enfría los planes de gasto?
Para los consumidores de todos los grupos de ingresos y generaciones, las intenciones de gasto disminuyeron en varias categorías discrecionales.
Los consumidores de mayor edad están más preocupados por una eventual recesión en comparación con los más jóvenes. Esto a nivel internacional, aunque los jóvenes también experimentaron problemas económicos. Menos de ellos informaron aumentos de ingresos y más indicaron que recurrieron a sus ahorros a tasas más altas.
En general, los consumidores de todos los grupos generacionales coincidieron en “planeo gastar menos simplemente porque los precios de las necesidades básicas como los servicios públicos, alimentos en general y artículos frescos aumentaron. Así que probablemente gastaré menos en ropa y zapatos, tal vez menos en vacaciones, respecto a mis patrones de compra del pasado”.
En general, los consumidores optimistas, además de los que sienten incertidumbre y pesimismo sobre la economía, pueden contenerse a la hora de gastar.
Los consumidores planeaban recortar el gasto en varias categorías discrecionales, pero no en todas. Adquieren artículos de primera necesidad y buscan buenas ofertas, pero también se dan “lujos” y se abandona la lealtad a las marcas.
Es paradójico el panorama general de consumo: se negocia a la baja mientras crecen muchas categorías de marcas de lujo y se rompen los patrones de compra tradicionales. El llamado consumidor zero se consolida a nivel global. Este es más perceptible en Millenialls y Gen Z mientras los Baby Boomer son los más predecibles y leales a las marcas que consumen ”de siempre” y los X pasan de uno a otro extremo.
Entre los productos que más se negocian a la baja son los alimentos., tanto en carnes, lácteos y productos envasados.
Las intenciones de derrochar variaron según los grupos generacionales. Los baby Boomer fueron los menos propensos a derrochar (alrededor del 20%) y las categorías que mayor gasto en lujos las representaron joyas y viajes.
Las categorías discrecionales durante las fiestas inciden en que menos consumidores derrochen en categorías como ropa, calzado y productos de belleza y cuidado personal.
Ahora, aunque se cuidan los gastos de alimentación, los consumidores están dispuestos a gastar más en lujos como restaurantes y comestibles gourmet.
Y si, en general no existen comportamientos lógicos ni claros de consumo, ni siquiera patrones fijos en grupos generacionales. La incertidumbre impera.
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