PULSO
Eduardo Meraz
Él las nombró «sus corcholatas» y las destapó hace más de un año, les permitió hacer campaña proselitista para darse a conocer y posicionar mejor a Morena pasando por encima de la ley; les fijó las reglas a seguir y dice que no hay «dedazo».
Como ninguno de los aspirantes a la candidatura presidencial guinda tiene la aceptación social que él alcanzó luego de casi dos décadas de promoción, se ve obligado a sacarlos de sus oficinas a airearse y a que los conozca la gente.
El descontón sufrido en 2021, cuando la oposición en su conjunto obtuvo más votos a los del oficialismo aliado, impidiéndole terminar de destazar las estructuras neoliberales, es un síntoma evidente de su mal gobierno, a pesar de los otros datos que a diario presume en su teatro en atril mañanero.
De otra manera no se explica el por qué el presidente totalmente Palacio Nacional ha adelantado tanto los tiempos sucesorios. Si en verdad la gente estuviera feliz, feliz con su gestión, no tendría necesidad de poner a rodar a sus corcholatas con tanta antelación.
El declive evidente del supra presidencialismo ejercido por el mandatario sin nombre y sin palabra, se hará más pronunciado por las muestras de corrupción cometidas por parientes y colaboradores, que brotarán como hongos en tiempo de lluvias, en este verano del 2023.
Por eso necesita a Adán, Claudia, Marcelo y Ricardo distrayendo al respetable, a fin de esconder los malos manejos y peores resultados de su paso por la primera magistratura.
El espectáculo circense está garantizado, como ya se vio este primer día después de la oficialización del «cuarteto palaciego» que, sin rubor alguno, muestran sus miserias a plena luz del día. Sin logros relevantes por presumir, las corcholatas se limitarán a lanzar odas y loas a su destapador.
De ser necesario, forzará uno que otro pleito, sin dejar de tener en mente una posible declinación, que quedaría a disposición de algún partido opositor, algunas de cuyas figuras principales han dicho que, por el momento, naranjas a la candidatura presidencial.
Como buen marrullero, el innombrable presidente se adelantó a los tiempos del calendario electoral y, en un acto de contrición, sostendrá un «diálogo en el infierno zocalero» con los consejeros del INE, en busca de clemencia para sus desbocadas corcholatas y para su movimiento.
Al igual que con sus vástagos mayores, el mandatario dirá que no puede responder por los actos de sus corcholatas, aunque después acusará de golpistas a las autoridades electorales por coartar la libertad de expresión de su cuarteto palaciego.
«La calor electoral», cuyos efectos en el estado de ánimo de los actores políticos es innegable, convertirá el verano del 2023, en una estación peligrosa para el futuro democrático de México.
He dicho
EFECTO DOMINÓ
Tal vez no haya una correlación directa entre el inicio anticipado del proceso electoral para el año entrante y la mayor actividad del crimen organizado. Sin embargo, la experiencia de 2021, es un antecedente que no debe dejarse de lado; los homicidios dolosos registran una tendencia al alza.
@Edumermo
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