La Señorita Socorrito Romero Sánchez se caracterizó en vida por dos cosas principalmente, su altruismo y ayuda a los necesitados, y su inteligencia para premiar el esfuerzo de su gente más cercana en vida.
Si la Diputada Mónica Caballero Garci-Crespo hubiera ganado o merecido disfrutar algo de los recursos de Socorrito Romero Sánchez, la habría heredado en vida, como lo hizo con sus sobrinos Miguel y Alfonso Romero Celis.
La política recuperó el apellido Romero en 2016, para asegurarse de que podría pelear por la herencia de una tía a la que nunca tuvo cerca y por quien jamás sintió afecto alguno, simplemente porque no la tuvo cerca.
Olga Lucía hizo uso de esos nombres solo cuando contendió por su puesto público en el que se ampara para cometer sus tropelías. La única fortuna de la diputada es la hija natural de Francisco Javier Romero Bringas, quien falleció cuando la diputada aún era una niña.
Parece ser que el fallecido padre nunca reconoció a la diputada, nunca se hizo cargo de ella, ni contrajo matrimonio con su madre. Pues cuando la política demandó para anular el apellido de su padre adoptivo, no hizo mención de un vínculo entre sus padres. Tampoco presentó acta de matrimonio entre ambos.
Por donde se mire, la voluntad de la Señorita Socorrito es sagrada y merece respeto. Mónica Caballero, Olga Lucía Caballero Romero GarcI-Crespo, la mujer de los dos nombres, no tiene vela en el entierro de Socorrito. Saque su nariz de donde nadie la ha llamado. Deje de jacer el ridículo en nombre de su ambición.
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