Por Téofilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas-
La transformación es altamente seductora: la buscan para capturar el potencial sin explotar o lograr ganancias de crecimiento o eficiencia. Sin embargo, menos de un tercio de las transformaciones alcanzan sus objetivos para mejorar el desempeño organizacional y mantener estas mejoras a lo largo del tiempo.
Muchas iniciativas se denominan transformación y se centran en ciertos aspectos de una empresa. Generalmente costo, crecimiento, motivación de la fuerza laboral…al combinarse y hacerse de forma simultánea conforman la transformación.
Cuando solo se ejecuta un pequeño cambio en un área determinada, sólo se obtiene una modificación que no se sostiene en el tiempo ni genera cambios trascendentales en la organización.
Un error común es que se limita a una decisión unipersonal, generalmente de quien ostenta un puesto directivo. Sin embargo, la transformación comienza con las personas y cubre a toda la empresa. En todos los casos tiene un elemento de crecimiento y de optimización de costos para invertir en el negocio. La transformación holística y a largo plazo implica vincular la estrategia a los objetivos de rendimiento.
Ahora, existen dos áreas principales en las que la gente está interesada. Una es cómo configurar la transformación y, en segundo lugar, cómo ejecutarla y obtener los resultados.
Mientras un programa tiene un comienzo y un final con metas prestablecidas y resultados e impactos mensurables muchas veces, la transformación implica un modelo operativo, una estructura de equipo y una cultura diferentes.
Es asumir la innovación continua, incorporar nuevos métodos de trabajo y una nueva cultura.
En última instancia, sabes que la transformación se afianza no solo cuando llegan los resultados financieros, sino cuando el mundo de la transformación choca con el mundo de los negocios y no nos percatamos de la diferencia.
La transformación significa construir el nuevo modelo operativo y la nueva cultura que nos permita mantener la capacidad de evolucionar e impulsarnos hacia adelante. Eso no significa que se tenga que cambiar constantemente el perfil de costos o la forma en que trabaja en toda la empresa. Pero debe considerarse la irrupción continua. Un ejemplo de esto es la Inteligencia Artificial.
En la transformación holística y a largo plazo, se debe inspirar a la gente. Esto no debe limitarse a un reconocimiento financiero.
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