Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias jurídicas y Criminológicas.
Vivimos una revolución educativa sin precedentes.
Cuando se trata de la educación superior moderna, algunas cosas están universalmente claras. En primer lugar, no hay una respuesta correcta para todos los estudiantes. En segundo lugar, todos los involucrados todavía están aprendiendo qué métodos funcionarán mejor . Pero algunos destacan por sus enfoques efectivos y fuera de lo común.
Es el caso del aula invertida, un modelo promovido por Ben Nelson, fundador, presidente y director ejecutivo del Proyecto Minerva, que ofrece un nuevo enfoque de la educación superior.
Es la integración de la educación online con la presencial, no una disyuntiva.
El aula invertida es un nuevo modelo de educación superior en el que los estudiantes pasan su tiempo en clase con la discusión de preguntas y resolución de problemas en grupos colaborativos. El profesor funciona como un facilitador.
Fuera de clase, es cuando los estudiantes absorben los materiales básicos de la clase, a través de videos y otros medios en línea. Como resultado, se espera que lleguen a clase ya familiarizados con los fundamentos, listos para aplicar lo aprendido.
La educación universitaria no se limita ya a la conferencia. Incluso la distribución de los espacios educativos cambia para reflejar el nuevo enfoque. En una institución, los atriles son reemplazados por muebles como «taburetes y pufs» para que el profesor no esté al centro y se facilite el trabajo colaborativo.
Este enfoque requiere que cada estudiante participe activamente al menos el 75% del tiempo. A los profesores no se les permite hablar durante más de cinco minutos seguidos, y las clases se mantienen pequeñas, con menos de 20 estudiantes. El objetivo es tomar la educación tradicional estadounidense en artes liberales y entregarla de una manera más rica, y eficiente a los estudiantes más trabajadores, motivados y brillantes del mundo.
Este modelo educativo responde a un reto de las universidades y centros de educación superior: enseñar a los estudiantes las formas de procesar un mundo complejo y pensar en él. Se enfoca en 129 hábitos mentales diferentes y conceptos fundamentales que enseñan a los estudiantes a analizar el mundo.
Se busca impulsar cuatro sistemas de pensamiento: los sistemas formales, los empíricos, los complejos y los retóricos.
Para transformar verdaderamente la educación superior, inventar una nueva institución o renovar una que falla tiene poco efecto. Pero si realmente se quiere instituir una reforma sistémica en la educación superior, hay que iniciar con la elite estudiantil para convencer al resto de que si funciona el procedimiento y enfoque.
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