Un Tribunal de Enjuiciamiento emitió un fallo contundente al condenar a un adolescente de 17 años a cinco años de internamiento, sin posibilidad de medidas alternativas, por el asesinato de su primo Fredy, un niño de 8 años que fue azotado contra la pared en la Ciudad de México.
El joven, aún menor de edad, fue sentenciado por el delito de homicidio calificado cometido con ventaja y saña contra su primo pequeño, Fredy.
En una conferencia de prensa, la fiscal general de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, brindó detalles sobre el caso, revelando que el niño Fredy era víctima de maltrato infantil a manos de su primo, lo que agrava aún más la atrocidad del crimen.
La sentencia también incluye la obligación de reparar el daño material y moral causado, así como someterse a un proceso psicoterapéutico para la víctima indirecta. Además, se involucra a los tíos del joven debido a las graves lesiones del niño.
Este trágico incidente ocurrió en el Callejón del Carmen, ubicado en la colonia del mismo nombre, en la alcaldía Gustavo A. Madero. En la madrugada del 23 de noviembre del año pasado, el pequeño Fredy, de solo ocho años de edad, fue ingresado de urgencia al Hospital Materno Infantil de Cuautepec.
Sus tíos, responsables de su cuidado, lo llevaron al centro médico y relataron que el ahora condenado les había informado que el niño había salido de la vivienda y no podían encontrarlo.
Según la madre de Fredy, el menor había estado bajo el cuidado de sus tíos desde septiembre pasado, pero a pesar de sus constantes solicitudes, no le fue devuelto. Esto llevó a la denuncia de Flor “N” y Rogelio “N”, los tíos del niño, quienes actualmente se encuentran en prisión preventiva.
El Ministerio Público confirmó la existencia de maltrato infantil hacia Fredy por parte de su primo, lo que revela un trasfondo trágico en esta historia.
El adolescente responsable del homicidio ha sido condenado a 5 años de internamiento, la pena máxima establecida para un menor de edad.
En relación a los gastos funerarios y los daños y perjuicios causados, se ha asegurado que los derechos de la víctima sean cuantificados en un proceso incidental.
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