La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el viernes el presupuesto para el Estado federal, que ahora depende de una votación sin hora prevista en el Senado, con el Congreso actuando in extremis para tratar de evitar la parálisis financiera de servicios públicos, el temido «shutdown».
La aprobación ocurrió antes del plazo de medianoche del viernes, cuando de no estar validado el texto en el Legislativo se producirá el corte de fondos para dependencias públicas y su consecuente cierre temporal. El texto depende ahora del Senado para que el presidente Joe Biden pueda promulgarlo a tiempo. La ley contempla 1.2 billones de dólares de financiamiento.
Habitualmente los legisladores suelen llegar a un acuerdo de último minuto, pero esta vez ya han advertido a algunos funcionarios de un riesgo real de parálisis, ante la incertidumbre sobre el voto del Senado.
«Terminemos el trabajo hoy», exhortó el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Después de la votación en la cámara baja, una congresista partidaria de Donald Trump, Marjorie Taylor Greene, anunció que presentó una moción para destituir al presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, de su propio partido. La legisladora declaró a periodistas que ha presentado la «moción para anular» el acuerdo presupuestario respaldado por Johnson por considerarlo una «traición al pueblo estadounidense».
La lista de posibles consecuencias de un «shutdown» es larga: militares y agentes de seguridad de transporte sin paga, administraciones paralizadas, parques naturales cerrados, ayudas alimentarias congeladas… Es una situación extremadamente impopular cuyos efectos se sentirían, de ocurrir, a principios de la semana que viene.
Estados Unidos lleva varios meses luchando por la adopción definitiva de un presupuesto, en medio de disputas entre los demócratas del presidente Joe Biden y algunos republicanos partidarios de una ortodoxia muy estricta.
Hasta ahora el Congreso ha adoptado una serie de minileyes para ampliar el presupuesto federal unos días, o unos meses como máximo. En cuanto uno de estos minipresupuestos está a punto de expirar, como ocurrirá este viernes, existe el riesgo de que la administración federal se paralice parcialmente
Si se aprueba en el Senado, el proyecto de ley presentado el jueves extendería el presupuesto estadunidense hasta el final del año fiscal, el 30 de septiembre. Este texto de mil 12 páginas contiene medidas con fuertes repercusiones en el extranjero.
El texto prohíbe cualquier financiación directa de Estados Unidos a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, envuelta en una polémica desde que Israel acusó en enero a 12 de sus 13 mil empleados de estar implicados en un ataque atroz cometido por el movimiento islamista palestino Hamás en octubre. La medida ha sido muy criticada por el ala izquierda del Partido Demócrata.
«Votaré en contra de este proyecto de ley que prohíbe la ayuda a los niños de Gaza que mueren de hambre», anunció el congresista Ro Khanna en un mensaje en la red social X.
También se destinan cientos de millones de dólares a Taiwán. El proyecto de ley contiene asimismo varias medidas relacionadas con la migración, un tema explosivo en plena campaña presidencial. Prevé, entre otras cosas, la contratación de decenas de miles de agentes fronterizos.
Por último, contiene una letanía de medidas, no necesariamente vinculadas al presupuesto, como la prohibición a las embajadas estadunidenses de enarbolar la bandera arcoíris de la comunidad LGBT+ durante el «Mes del Orgullo». Un texto adoptado el 9 de marzo permitió completar otra parte del presupuesto de 2024.
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