Por Felipe Vega, Fundador y director general de CECANI Latinoamérica, empresa de capacitación para asociaciones civiles y otras figuras no filantrópicas
Existen razones no imaginadas y contextos que favorecen la filantropía y afluencia de donativos. “Resortes” secretos de la generosidad que conviene analizar.
Aunque las organizaciones benéficas realmente se benefician del marketing de boca en boca, el donador no quiere verse como un fanfarrón o que realiza donativos para beneficio personal.
Sin embargo, al replantear la solicitud de compartir como una forma de promover la causa, las organizaciones benéficas pueden superar la reticencia de compartir que donaron y lograr que más benefactores “corran la voz”.
Los programas «Compre uno, done uno» generan más donaciones.
Esta práctica es cada vez más popular. Algunas empresas generan la promesa de un regalo filantrópico como incentivo para el buen desempeño de los empleados. El mensaje es claro: dar por delegación nos pone en el estado de ánimo para dar más.
Cuando se trata de ayudar, factores contextuales inesperados importan más de lo que se imagina. El calor, por ejemplo, disminuye nuestra propensión a compartir o dar. También resulta interesante comprobar que es mayor la proclividad a ayudar si se emplea papel y bolígrafo en lugar de una solución electrónica como el IPad.
Esto porque lo que hacemos en papel se siente más real que lo que hacemos en un dispositivo digital.
Por otra parte, intuitivamente entendemos que cuanto más cerca esté el objetivo, mayor será el impacto.
Cuando las personas ven a los destinatarios de las donaciones tan cerca, creen que sus donaciones ejercerán más influencia y es más probable que abran sus billeteras. Es importante destacar la percepción de cercanía. La distancia real es irrelevante.
Así, alterar las percepciones de la distancia puede afectar las decisiones de las personas de dar, incluso si la proximidad real no cambia. Las organizaciones podrían considerar la posibilidad de elaborar sus llamamientos para que los destinatarios parezcan más cercanos como designar una sucursal local como punto de contacto para las donaciones.
En suma: la recaudación filantrópica es arte, pero también ciencia que debe apoyarse en el comportamiento social.
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