Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de calidad, consultoría de políticas públicas.
Más allá de los mitos y expectativas creadas a través de los medios de comunicación masiva y el entretenimiento, la tecnología representa una nueva era en el estudio de las ciencias forenses, criminalística y criminología.
En términos llanos: la tecnología facilita y optimiza el trabajo y permite mejores resultados en la investigación criminal. Proporciona herramientas que ayudan en la resolución de casos ilícitos. También representa mucha innovación en las áreas forenses.
Por ejemplo, en el caso de la medicina, desarrolla varios métodos, técnicas y algunos aparatos en diversos dispositivos. Esas herramientas permiten obtener información concreta respecto a la causa de muerte en la investigación criminal.
Aunque muchos de estos recursos se conocen gracias a los medios de comunicación y el cine, los programas de televisión y series, sus beneficios se exageran y soslayan la investigación y el juicio del profesionista. Míticamente presentan las herramientas tecnológicas como poderes en sí mismas, las disocian del conocimiento y criterios de quienes las operan.
La difusión mediática incide directamente en incrementar la matrícula de la criminalística, criminología y ciencias forenses. Pero al basarse en hechos exagerados y falaces, pueden generar desencanto en la práctica profesional. Ningún caso resultará tan contundente y “mágico”.
Una de las áreas en las que la tecnología mejoró sustancialmente los procesos es la Fotografía. No solo evolucionó la cámara fotográfica hasta llegar a las actuales cámaras digitales. También transformó distintas técnicas como la variedad de luces empleadas para detectar algunos indicios biológicos en distintas superficies.
Esas mismas luces, en general, permiten observar los indicios que generalmente no se puede observan a simple vista. También existen otros avances como la fotografía de balística de alta velocidad, empleada para analizar las lesiones y orificios que dejan las balas en los objetos. evidencian las lesiones por proyectil de arma de fuego en un sujeto.
En la documentoscopía, ahora se permite capturar en imágenes elementos de autenticidad de un documento.
En cuanto a los sistemas biométricos, existen grandes avances tecnológicos para la investigación criminal. Entre ellos están el reconocimiento facial, huellas dactilares, voz, entre otros. Con ellos se crean bases de datos, en las cuales estos rasgos quedan guardados y pueden ayudar a la resolución de casos, cuando un sujeto se ve involucrado por un delito.
En la adquisición y aplicación de nuevas tecnologías a México, aún le falta innovar y desarrollarse más. La situación de la mayoría de las fiscalías del país presenta muchas carencias. Esto orilla a los peritos a conseguir las herramientas y el material para poder realizar sus trabajos, análisis e intervenciones de manera eficaz.
Aunque en nuestro país aún falta mucho por mejorar las áreas forenses, asumimos que evolucionarán y las fiscalías obtendrán las herramientas de trabajo necesarias. Esta extensión de la tecnología y la capacitación en fiscalías y centros de impartición de justicia, generarán en el mediano plazo buenos resultados en las investigaciones e intervenciones.
En la era tecnológica, nadie puede sustraerse de sus beneficios.
Sin embargo, debo insistir que la tecnología es una herramienta de apoyo. No sustituye el quehacer profesional, a la investigación, criterios y normas de los especialistas. No dota de verdad instantánea y descontextualizada a quien la posee.
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