Por Allan Cruz Hernández, experto en infraestructura y políticas públicas
Las economías desarrolladas tienen políticas y prácticas bien establecidas para equilibrar los distintos intereses en las erogaciones destinadas a su infraestructura pública. En contraparte, numerosos gobiernos en los mercados en desarrollo carecen de la capacidad para efectuar revisiones de proyectos en profundidad y estudios de factibilidad exhaustivos, ya sea por recursos humanos insuficientes o superposiciones entre sus prioridades internas.
Como resultado, estos gobiernos financian proyectos de capital mal preparados y con un diseño deficiente, cuyo alcance suele estar lejos de las necesidades reales.
¿Qué puede hacerse para subsanar esto?
Como primera medida, un gobierno debe cerciorarse de que todos los proyectos fueron pensados con el suficiente nivel de detalle de principio a fin.
Después de acotar la cartera de proyectos (que suele abarcar centenares de propuestas) en la evaluación inicial, los ministerios de Finanzas pueden efectuar una revisión más exhaustiva del diseño general de cada proyecto. Posteriormente deben reunirse con los líderes de cada proyecto y poner a prueba sus diseños mediante una serie de preguntas como éstas:
Prioridades públicas. ¿El proyecto abarca servicios y funciones que la gente realmente quiere? ¿Hay evidencias de que el proyecto es realmente necesario y cumple con los objetivos socioeconómicos del país?
Capacidad y demanda. ¿Alcanza la capacidad actual para cubrir la demanda a futuro? ¿Son realistas las expectativas en cuanto a la demanda? ¿Se puede reducir la demanda con soluciones alternativas?
Costos. ¿Los costos unitarios reflejan los niveles de referencia? ¿Se pueden reducir los costos si se modifica el tiempo de ejecución del proyecto (para no tener que trabajar con plazos ajustados) o si se adaptan las fechas a la disponibilidad de capital?
Productividad. ¿Podrían mejorarse las operaciones con los activos existentes?
Financiamiento. ¿Son realistas los requisitos de financiamiento? ¿Hay alguna oportunidad para obtener financiamiento del sector privado? ¿Los activos van a generar ingresos con los cuales se podría financiar el proyecto? ¿Se puede diferir o ralentizar la implementación para extender la necesidad de financiamiento?
Estas revisiones pueden ser realmente significativas.
En toda revisión de un proyecto, el tiempo dedicado a la evaluación se debe ponderar contra la consiguiente necesidad de retrasar proyectos críticos. En nuestra experiencia, toda acción de este tipo se debe llevar a cabo con transparencia. La evaluación de la cartera de proyectos se debe comunicar como parte de las prioridades públicas. Además, debe ir acompañada de una valoración realista de la demanda y el financiamiento, y un modelado detallado de los costos. En todo proceso de planificación de capital también se deben tener en cuenta los siguientes aprendizajes simples e intuitivos.
Entre ellos, revisar los proyectos lo antes posible, avanzar simultáneamente con acciones que no implican desventajas y darle un mandato contundente a la entidad revisora.
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