Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.
La significativa renuncia de mujeres a puestos ejecutivos y directivos a nivel mundial genera que los líderes empresariales cuestionen cada vez más insistentemente ¿qué quieren las mujeres en los lugares de trabajo?
Diversidad, equidad e inclusión es una repuesta acotada y simplista. Se trata de entender un cosmos complejo en el que se desarrolla la vida personal y profesional de las mujeres en puestos de liderazgo.
El meollo es éste: las mujeres tienen ambiciones muy altas, como siempre lo han hecho, y no ven la capacidad de cumplir esas ambiciones en los lugares donde trabajan. Eso no se debe a que estén agotadas. Es porque buscan un lugar que sea recíproco en su relación con ellos.
Incluso si una empresa siente que puede estar promocionando a un par de mujeres, la imagen neta es que las mujeres no sienten que este es el entorno para prosperar.
Incluso, por cada gerente o directora que fue ascendido este año, dos decidieron irse. Entonces, incluso si una empresa siente que puede estar promocionando a un par de mujeres, la imagen neta es que las mujeres no sienten que este es el entorno para que prosperen.
Las mujeres quieren un retorno de la inversión por su lealtad y por su esfuerzo. Durante mucho tiempo observamos que tienen responsabilidades domésticas desproporcionadas, independientemente de su nivel de ingresos o antigüedad que tengan en su organización.
Es momento de valorar el trabajo emocional o buen liderazgo que ellas hacen más que sus compañeros masculinos. Tienen responsabilidades desproporcionadas en materia de diversidad e inclusión. Consultan más con los empleados sobre el bienestar, la carga de trabajo y el equilibrio. Y por eso se están mostrando de la manera que las empresas dicen que quieren. Pero no son recompensadas formalmente por ello.
Ellas buscan la capacidad de avanzar. También flexibilidad en la elección en términos de dónde, cuándo y cómo trabajan. Buscan empresas que prioricen auténticamente la inclusión. Y buscan, a la vez, personas que respalden sus carreras.
Las mujeres ejecutivas, a la vez, buscan retroalimentación, ya sean cosas constructivas en las que necesitan trabajar o refuerzos positivos de las cosas en las que laboran ahora. Lo realmente interesante es que las mujeres mayores quieren estas cosas.
Pero las menores de 30 años siguen esta tendencia. Con mayor intensidad.
¿La buena noticia? Las mujeres saben que necesitan ofrecer resultados de rendimiento. Y dos tercios de las menores de 30 años quieren ser líderes. Incluso, están dispuestas a esperar grandes cambios en sus organizaciones.
La flexibilidad y la capacidad de trabajar de forma remota son el inicio de una nueva cultura de diversidad e inclusión en las empresas.
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