En agosto se llevará a cabo una ronda negociadora sobre el conflicto Ucrania-Rusia en Arabia Saudita, donde no fue invitado el gobierno ruso, la cual está programada para el 5 y 6 en la Ciudad de Yeda. El objetivo de Ucrania, para esta reunión, es construir una coalición de apoyo diplomático con los países del sur global como India, Brasil y Sudáfrica, en donde también está invitado México. Incluso China, la segunda economía más grande del mundo, asistirá a esta reunión.
En este contexto, el Presidente López Obrador señaló, en su conferencia mañanera, que México participará en la solución al conflicto entre Rusia y Ucrania en Arabia Saudita, si hay una aceptación tanto de Ucrania como de Rusia de buscar opciones para alcanzar la paz.
Vale la pena destacar que, desde el año pasado, el Gobierno de México presentó ante la ONU una propuesta para las negociaciones entre Rusia y Ucrania, que considera al papa Francisco, al Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres y el primer ministro de India, Narendra Modi, quien es el primer mandatario más popular del mundo.
A mi consideración, el Presidente Andrés Manuel tiene la autoridad moral para ofrecer una propuesta humanista con el fin de resolver el conflicto en Ucrania, dado que es el segundo mandatario más popular del mundo con el 64 por ciento de aprobación.
Y para entender la postura del Presidente, López Obrador, es fundamental entender el origen del conflicto entre Ucrania y Rusia, por ello ofreceré, como siempre, un poco de contexto histórico y geopolítico.
El conflicto entre Ucrania y Rusia, realmente, no surge el 24 de febrero de 2022, en donde el Presidente ruso Vladimir Putin ordenó una operación militar en Ucrania para preservar sus intereses de seguridad nacional y geopolíticos. Realmente el detonante del conflicto fue en 2013, con el inicio de protestas en Ucrania contra la propuesta del entonces Presidente, Víktor Yanukóvich, considerado por occidente como un aliado de Vladimir Putin, de suspender del Acuerdo de Asociación entre Kiev y la Unión Europea (UE). Esto preocupó a grupos ultraderechistas ruso-fóbicos ya que la suspensión del Tratado de Asociación significaría fortalecer las relaciones económicas y comerciales con la satanizada Rusia.
Por lo consiguiente, surgió el Euromaidán o la Revolución de la Dignidad un movimiento que, en 2014, terminó derrocando al Presidente Yanukóvich. Ante el temor de la llegada de un gobierno de ultraderecha antirruso los separatistas prorrusos –apoyados por Rusia– en Crimea hicieron un referéndum de independencia y Rusia tomó el control de la península. Como resultado, el gobierno de Kiev (la capital de Ucrania), apoyado por EE. UU., no reconoció la anexión de Crimea y la consideró como “territorio ocupado”. Desde ese entonces existe una guerra entre Rusia y Ucrania, sin embargo, este conflicto fue retomando protagonismo con la llegada del Presidente Joe Biden a la Casa Blanca.
Incluso antes de la operación militar de Rusia en Ucrania, el Presidente Putin puso sobre la mesa sus preocupaciones e intereses: 1.- No hacer miembro, a largo plazo, a Ucrania en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); 2.- respetar los acuerdos de Minsk; 3.- respetar su seguridad nacional, y 4.- parar el genocidio contra etnias rusas. El último punto no fue respetado.
Aunado a ello, el conflicto se fue agudizando porque Rusia se anexionó, en 2022, cuatro regiones más de Ucrania como Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, esto luego de realizar referendos en cada zona, los cuales fueron ampliamente condenados por EEUU y sus aliados.
Pero tampoco podemos ocultar los intereses geopolíticos de Rusia en Crimea y Donbass: punto geoestratégico para controlar la ruta marítima de la salida del mar Negro al Mediterráneo y, por otro lado, donde se encuentran pletóricas reservas de gas y petróleo.
Dicho lo anterior, es necesario que en las negociaciones estén todos los actores involucrados, incluyendo a Estados Unidos, para que realmente se resuelva el conflicto desde la raíz, con el objetivo de buscar la estabilidad de los pobladores en las regiones afectadas por la guerra.
Por ende, creo necesario que en la próxima reunión en Arabia Saudita, se tiene que considerar los orígenes del conflicto, ya que los 10 diez puntos que se abordarán como la integridad territorial de Ucrania, la retira de las tropas rusas, la seguridad nuclear, no son suficientes para alcanzar la paz.
En fin, como dice nuestro Presidente, Andrés Manuel López Obrador, “no queremos acostumbrarnos a esa guerra que está causando la perdida de muchas vidas”, por ello es fundamental que las demás naciones se sumen a los esfuerzos para lograr un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania.
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