La Reserva Federal estadounidense aumentó este miércoles en un cuarto de punto porcentual sus tasas de interés, para llevarlas a un rango de 5.25-5.50%, un máximo en 22 años, tras una pausa en su reunión anterior.
Los directivos del banco central no precisan en su comunicado si piensan volver a subir las tasas en los próximos meses o si este incremento, el undécimo desde marzo de 2022, es el último del actual ciclo de ajuste monetario.
“El comité continuará evaluando informaciones adicionales y sus implicaciones en la política monetaria”, se limitó a manifestar la Fed en un comunicado al término de su encuentro de dos días.
Tal como esperaban los mercados, la subida de tasas se ubicó en el nivel más bajo del espectro posible. Este mecanismo de lucha contra la inflación, consiste en encarecer el crédito y desalentar así el consumo y la inversión, que presionan los precios al alza.
Esta estrategia parece dar frutos: la inflación cayó en junio a su nivel más bajo desde marzo de 2021, para colocarse en 3% a 12 meses en junio, según el índice de precios al consumidor (IPC). Sigue, de todos modos, por encima del objetivo de la Fed, de 2%, considerado un nivel sano para la economía.
La Fed, de todos modos, privilegia en su consideración otra medida de la inflación, el índice PCE, cuyos datos para junio se conocerán el viernes.
Las tasas se ubicaban en niveles próximos a cero para estimular la economía durante la crisis por la pandemia del Covid-19, hasta marzo de 2022, cuando la Fed comenzó a subirlas ante una inflación en alza que marcó máximos en 40 años.
El mercado espera además los datos del PIB estadounidense para el segundo trimestre el jueves por la mañana. La expectativa es de un crecimiento de 2% en proyección anual (la tasa proyectada si se mantuvieran las condiciones al momento de la medición).
El FMI, que publicó el martes sus previsiones mundiales de crecimiento actualizadas sobre las últimas de abril, anticipa un crecimiento de la mayor economía mundial de 1,8% este año.
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