PULSO
Eduardo Meraz
Como la despedida está a la vuelta de la esquina, el presidente totalmente Palacio Nacional sólo piensa en celebrar.
Por eso ya reunió a los principales morenistas para conocer las “aportaciones” para el festejo por los cinco años del triunfo, pues quiere ver un zócalo a reventar; poco importa si son personas convencidas o acarreadas. Su ego se lo demanda.
Y a fin de ser el único festejado y nada opaque tan memorable fecha, el habitante temporal del palacete virreinal pidió a gobernadores emanados de Morena y sus aliados y a su equipo del gabinete que durante la celebración del próximo 1 de julio en el Zócalo no se den expresiones de apoyo ni rechazo de las cuatro corcholatas.
No hay tiempo para dudas ni conmiseraciones por lo dejado a su paso, pues en su realidad alterna el México de hoy es más seguro, con modelos y estrategias de desarrollo envidiados en casi todo el mundo.
Lo demás es lo de menos. Poco valor le asigna el mandatario sin nombre y sin palabra la capacidad de resistencia de la población, pues ha soportado con estoicismo caprichos y ocurrencias, malas decisiones y peores autoridades.
Los 160 mil individuos asesinados en menos de cinco años, más de 30 mil homicidios dolosos cada año, no le quitan el sueño. Tampoco son motivo de intranquilidad los más de 40 mil desaparecidos durante su gestión y menos la presencia del crimen organizado en 81 por ciento del territorio nacional.
Con los fallecidos a causa de la deficiente estrategia para atender la pandemia del coronavirus, podría atiborrar el zócalo al menos ocho veces. Pero ni modo, es un sacrificio que está dispuesto a aceptar en nombre de la transformación, que se encuentra en una etapa cercana al paraíso.
Los estantes de clínicas y hospitales están repletos de medicamentos e insumos; por lo cual la población más pobre no necesita recurrir a servicios privados ni, por supuesto invertir buena parte de los apoyos de los programas sociales.
Y si usted, como millones de mexicanos se pregunta de dónde saldrán los recursos para tan memorable festividad. Sólo basta hacer memoria: 15 mil millones de pesos de desfalco en Segalmex; más de 150 mil millones de pesos durante la efímera vida del Insabi; las cuentas chinas de la rifa del avión presidencial.
La operación inigualable del Banco y la Financiera del Bienestar, así como de la Financiera Rural, seguramente también contribuirán con una aportación significativa para los festejos.
Eso sin olvidar los más de 20 mil millones de dólares adicionales hasta el momento que, aparentemente, se gastaron en la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya. Y dentro de estos adeudos también deben incluirse los costos de las obras y empresas del pueblo cedidos a las fuerzas armadas.
Es decir, el cuatroteísmo cuenta con dinero suficiente para organizarle al presidente innombrable una pachanga de santo y señor mío, que bien podría ser el acto más memorable de su sexenio y por el cual tendría un lugar seguro en la historia del país.
En suma, el presidente totalmente Palacio Nacional es un convencido de que, si no puede celebrar, entonces para qué es el poder.
He dicho.
EFECTO DOMINO
En el gobierno actual de Veracruz, se pasó del delito de “ultrajes a la autoridad”, al deleite de “los ultrajes de la autoridad”, a manera de programa piloto del estadio superior del cuatroteísmo.
@Edumermo
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