El arquitecto Cramer, como es conocido en el ambiente de la arquitectura, fue creador de un estilo arquitectónico original que cautivó a muchos en la zona de San Jerónimo Lídice, al sur de la Ciudad de México. Para los residentes de esta zona de la ciudad, el apellido Cramer significó por muchos años calidad en la construcción de complejos residenciales. Sin embargo, hoy la realidad es diferente ya que su firma, Cramco, S.A. de C.V., administrada por su hijo, Guillermo Cramer Fernández, cada día acumula mayor número de quejas por parte de los clientes que le pagaron importantes sumas de dinero para la construcción de una casa con la “calidad” Cramer.
Las quejas van en el sentido de lo que parece ser un esquema para defraudar por medio de un contrato leonino y el cobro completo por anticipado para la construcción de residencias que se entregaron inconclusas y que finalmente tuvieron que ser terminadas por sus dueños, quienes erogaron cantidades adicionales de dinero por acabados que formaban parte del proyecto presentado por el Arq. Cramer. Las afectaciones suman varios millones de pesos.
El Arq. Cramer tuvo su época dorada en el sexenio del desaparecido Luis Echeverría Álvarez con quien hizo importantes negocios inmobiliarios. Hasta hace poco mantenía una relación comercial con la empresa Inmuebles Separación S.C., cuya representante legal es Diana Cecilia Echeverría Valverde. A través de esta empresa desarrolló varios conjuntos residenciales en la zona de San Jerónimo, al sur de la CDMX, que fueron escriturados por Rocío Peña Narváez, titular de la notaría 111 del Estado de México.
Uno de ellos está ubicado en el predio conocido como “Quintas las Palomas” en donde el Arq. Cramer construyó 15 casas. Los compradores de estas casas han tenido que lidiar con fallas en la calidad de los materiales, errores en la distribución, incumplimiento en las fechas de entrega, así como otro tipo de abusos por parte del Arq. Guillermo Cramer Hemkes, los cuales no ha querido subsanar.
En este caso concreto, los propietarios ya iniciaron el proceso legal correspondiente para que el Arq. Cramer cumpla con lo que prometió en su proyecto arquitectónico. Se espera que a esta demanda se sumen más afectados no solo de este condominio sino también de otros en los que ha actuado de manera similar.
En opinión de sus clientes, es una pena que el Arq. Cramer utilice el prestigio que alguna vez tuvo para engañar a quienes creyeron en su profesionalismo y se ajustaron a lo que él les pidió en cuanto a la forma de pago para realizar el proyecto de construcción de su casa. Desgraciadamente esta forma de actuar ha sido una constante en los últimos proyectos del arquitecto Guillermo Cramer Hemkes.
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