Por Alberto Zanabria, director de Ínsula, firma de soluciones empresariales de Neuromárketing
Decidir, generar ideas y resolver problemas son actividades que pueden efectuarse de manera más efectiva con las conversaciones generativas y el alejamiento.
Las conversaciones generativas integran múltiples perspectivas para propiciar nuevas soluciones. Son una nueva forma de abordar los desafíos.
Esto porque cuando las personas con diferentes perspectivas se reúnen e integran sus experiencias, habilidades y conocimientos, potencializan las opciones de soluciones y multiplican las ideas. Incluso, lidian con la inercia, el progreso lento e incluso con el fracaso para lograr objetivos estratégicos.
Aunque las conversaciones generativas exitosas pueden ocurrir naturalmente, rara vez surgen en el contexto organizacional porque las personas se centran en presentar su propia opinión, se apresuran a sacar conclusiones y no ven el tema desde la perspectiva de las otras partes interesadas. Campea el egoísmo que las conversaciones divergentes pulverizan.
Al mismo tiempo, a menudo nos sentimos tentados a resolver las cosas rápidamente. Sin embargo, cuando se trata de desafíos complejos, conviene tomar un descanso en la resolución de problemas y explorar todas las vertientes del desafío.
La neurociencia muestra que las nuevas ideas, a menudo las mejores, aparecen mientras se toma Incluso, la toma de perspectiva puede ser clave para desbloquear el potencial de la diversidad y aportar ideas novedosas y útiles.
Ambas, la conversación generativa y el distanciamiento de un problema concreto, pueden emplearse sistemáticamente en el ámbito personal y empresarial.
Por ejemplo, facilitar las conversaciones generativas implica el uso de diálogos estructurados, donde la cantidad de tiempo que cada participante que habla y escucha es predeterminada con exactitud. A determinado tiempo, por ejemplo, quienes escuchan ahora son los participantes del diálogo exactamente en el punto en que se dejó.
La coactivación inusual de las redes cerebrales puede ser una de las razones por las que los diálogos estructurados son tan útiles para generar nuevas soluciones.
Otra razón para la claridad percibida podría ser que los participantes saben exactamente durante qué parte de la conversación se les pedirá que contribuyan. En las conversaciones normales, a menudo estamos atrapados entre hablar, escuchar, planificar respuestas, pensar y crear sentido. Por lo tanto, el cerebro está ocupado con varios procesos concurrentes, como el procesamiento auditivo, la planificación motora y la memoria.
La investigación neurocientífica muestra que cuando hacemos múltiples tareas simultáneamente, es difícil hacer cualquiera de ellas bien. Al eliminar la necesidad de responder instantáneamente a lo que se dice, los participantes son libres de participar en una creación de sentido más profunda durante gran parte del diálogo.
Finalmente, los descansos cortos para la reflexión también pueden ayudar a los participantes a enfocarse en la creación de contenidos más relevantes.
Nuevas estrategias aparecen para expandir y multiplicar las soluciones e ideas.
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