Treinta y un personas murieron este domingo en un nuevo ataque contra recolectores de trufas, atribuido al grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el centro de Siria, y cuatro pastores fallecieron en otro ataque en el este imputado a la misma organización.
El grupo yihadista “mató a 31 personas el domingo cuando recogían trufas en el desierto, en el este de [la ciudad de] Hama”, informó a AFP el Observatorio sirio de Derechos Humanos (OSDH). El anterior balance daba cuenta de 26 muertos.
Doce de los fallecidos eran combatientes prorregimen, añadió esta ONG con sede en Reino Unido y dotado de una amplia red de informadores en Siria.
También este domingo, y en otro incidente, cuatro pastores murieron en la región siria de Deir Ezzor, en el este, a manos de presuntos yihadistas del Estado Islámico, según la misma fuente. Dos pastores fueron secuestrados, añadió el OSDH.
Desde febrero, más de 230 personas, en su mayoría civiles, murieron a manos del grupo Estado Islámico o víctimas de minas dejadas por los extremistas, según el OSDH.
La trufa del desierto, que se recoge de febrero a abril, se vende en Siria a un precio de hasta 25 dólares el kilo, en un país donde el salario medio mensual es de unos 18 dólares.
El grupo Estado Islámico perdió en marzo de 2019 sus últimos territorios en Siria tras una campaña militar apoyada por una coalición internacional bajo mando norteamericano.
Sin embargo, el grupo sunita ultrarradical sigue presente en el desierto y lanza ataques con regularidad.
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