PULSO
Eduardo Meraz
Es tal la confusión de ideas en el cuatroteísmo por conservar el poder, que lo mismo recurren a la máxima: «conmigo o contra mí», o se obnubila con la intención de lograr la aprobación social de un proyecto bizarro con peluches. Con singular alegría y sin pudor alguno oscilan entre el «salvajismo ideológico» y los «amlitos», «marcelitos» o «monrrealitos», en aras de ganarse las simpatías de la población y disimular su fracaso al frente de los destinos del país.
Cifras de organismos nacionales e internacionales señalan los retrocesos de México en diversos rubros, a contrapelo de los otros datos, como son los índices de crecimiento de la economía, corrupción, reducción de las desigualdades, cobertura de los sistemas de salud y educación, inseguridad, deuda y un largo etcétera.
Así como el cuatroteísmo desea con toda el alma mandar, de dientes para afuera, al basurero de la historia al modelo neoliberal, ha «diseñado» un esquema engañabobos, al amparo del dicharacho presidencial de «primero los pobres».
En realidad, los hechos demuestran de manera indubitable como en el proyecto transformador los ricos se enriquecen más rápido que antes. Además, la supuesta austeridad franciscana para tener un gobierno pobre se ha traducido en un mayor endeudamiento, a fin de medio compensar el aumento de la pobreza de amplios sectores de la población.
Para mantener esta tendencia, sin la aparición de revueltas, el presidente totalmente Palacio Nacional recurre, a imagen y semejanza del capitalismo salvaje, a una narrativa ideológica igualmente extremista de «nosotros los buenos, ustedes los malos», donde mi palabra es la ley y no se aceptan matices o modulaciones.
No obstante, ante el éxodo hormiga en el cuatroteísmo y el descontento ciudadano creciente, la clase gobernante pretende «suavizar» su imagen autoritaria, por lo cual recurre a la utilización de caricaturas y peluches; es decir, realizan una campechana entre el standupero dogmático de cada mañana y el marketing placero de chistorete.
Los frecuentes llamados a la unidad, que más bien parecen llamados a misa, del dirigente nacional guinda, Mario Delgado, y de las cuatro corcholatas: Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard y Adán Augusto López describen las hondas fisuras existentes en Morena.
Pero el ADN tricolor que fluye por las venas del cuatroteísmo hacen inimaginable una ruptura severa. Los mayores riesgos son de aquí a que se den a conocer los resultados de las encuestas digitales -el dedazo del primer morenista. Pasado este periodo complicado, volverá por sus fueros la única e inigualable «cargada».
A partir de entonces, sabremos con mayor precisión si el «humanismo mexicano» de Morena se sustentará en el salvajismo ideológico y los peluches, y si la gente decide seguir por ese derrotero.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
A ciencia cierta se desconoce si la decisión de la Suprema Corte de Justicia de invalidar la llamada «Ley Nahle», es buena o mala para los veracruzanos, pues impide a la Secretaría de Energía contender por la gubernatura de esa entidad.
En Palacio Nacional debe haber enojo.
@Edumermo
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