Por Elizabeth Ambríz Olavarria, presidenta de la Sociedad Mexicana de Autores de las Artes Plásticas (SOMAAP).
La pandemia mundial de Covid-19 y la actual invasión de Rusia a Ucrania, generan cambios radicales en la percepción, creencias y conceptualización del arte, pero también en la manera de interactuar con nuestros públicos y enfrentar nuevos retos como a creciente tecnología y digitalización que disparan sistemas como Inteligencia Artificial.
Las crisis implican revisar nuestra misión, valores esenciales y prioridades, pero también reconsiderar nuestras necesidades fundamentales como la recaudación de regalías por derechos de autor.
Al mismo tiempo, con el auge del consumo de contenidos digitales y del streaming, vivimos en este tiempo un cambio radical en nuestro sector y en la actividad económica de los creadores. En sí, nuestro ecosistema creativo cambió para siempre.
Lo digital, en tanto, nos confiere un papel más importante en la vida de los autores plásticos. La información y los datos tienen que ser más detallados, y se necesita más colaboración a nivel mundial con las partes interesadas de todos los repertorios.
Este es un momento trascendental: Nos adaptamos al consumo de contenidos digitales de estos últimos dos años. Estas prioridades incluyen el streaming en vivo, la concesión de licencias digitales y la mejora del soporte a los sistemas de información.
De forma simultánea, nuestras actividades de lobbying y de sensibilización se centran en los derechos digitales y en los ingresos de las explotaciones en línea, así como su importancia para la subsistencia de los creadores en la era post COVID.
Sin embargo, esto no es el único reto.
Aunque en general se acepta que la tecnología de la Inteligencia Artificial (IA) no es capaz por ahora de generar obras artísticas de forma autónoma, los responsables políticos se plantean ya la necesidad de adaptar las legislaciones actuales sobre derechos de autor a la evolución de las tecnologías. En México este trabajo resulta aún muy incipiente.
A nivel mundial, a través de su grupo de trabajo específico sobre IA de la Comisión Jurídica y de la Comisión Política Global, se redactaron unas recomendaciones estratégicas para orientar a las acciones de lobbying en las sociedades de gestión colectiva de los creadores.
Los diálogos sobre Propiedad Intelectual (PI) e Inteligencia Artificial (IA), asimismo, plantean su preocupación por el enfoque excesivamente amplio de la excepción al derecho de autor para las utilizaciones por la IA, en particular en el contexto de textos y minería de datos.
En la Unión Europea, tras la publicación de la propuesta de la Comisión Europea de un paquete legislativo relativo a la inteligencia artificial, y de un estudio sobre la relación entre la IA y la gestión de datos relativos a los derechos de autor y su impacto en el marco jurídico sobre el derecho de autor, representan lo más avanzado en la materia.
Con el auge de los medios digitales, ahora más que nunca, los creadores de todas las regiones del mundo deben tomar decisiones profesionales sostenibles y conservar sus derechos.
Los creadores debemos ser más conscientes de nuestros propios derechos.
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