Desde las 8:00 horas de este domingo comenzó la jornada de Revocación de Mandato, donde mexicanos decidirán la permanencia del presidente Andrés Manuel López Obrador o si concluye su mandato hasta 2024.
El Instituto Nacional Electoral (INE) tiene prevista la instalación de 57 mil 517 casillas para votar, así como 300 especiales para aquellos que se encuentren en un lugar distinto al de su residencia.
Asimismo, las casillas permanecerán abiertas desde las 8:00 y hasta las 18:00 horas, además de que se realizará un Conteo Rápido con una muestra de mil 800 casillas.
El resultado de la Revocación de Mandato solo será válido si cuenta con al menos el 40 por ciento de la participación del padrón de la Lista Nominal de Electores, de lo contrario no tendrá ningún efecto.
Para este ejercicio electoral más de 92.82 millones de mexicanos mayores de 18 años podrán participar, de los cuales solo si es mayoría absoluta, es decir, el 50 por ciento más uno, determinarán si es vinculante o no.
Difícil participación
Sin ambiente de campaña, analistas ven difícil no obstante que la consulta -impulsada por el propio López Obrador- alcance el umbral de participación para ser vinculante: 37 millones de electores (40% de las personas habilitadas para votar).
Ese hecho por sí solo ratificaría en el cargo al primer gobernante de izquierda del país, de 68 años. En México, de 126 millones de habitantes, no hay voto obligatorio.
“¡AMLO, no estás solo!”, rezan algunas de las pocas vallas desplegadas en Ciudad de México, aludiendo al presidente por las iniciales de su nombre.
“¡Terminas y te vas!” y “¡Urnas vacías!”, responden de su lado en redes sociales políticos opositores y usuarios que llaman a la abstención, alegando que el plebiscito es solo un acto de “propaganda”.
El referéndum fue incorporado a la Constitución en 2019 por iniciativa del presidente, elegido por seis años. Las firmas para convocarlo fueron mayoritariamente de seguidores oficialistas.
Con una aprobación de 58%, según un consolidado de encuestas de la firma Oraculus, el mandatario defiende que el referendo es el remedio contra malos gobiernos.
“Ahora tenemos la oportunidad de cambiar lo que no está bien. Ha habido presidentes que luego de ser elegidos por el pueblo, terminaron sirviendo a otros intereses“, señaló a la AFP Benigno Gasca, matemático y músico de 57 años.
Pero Laura González, maestra jubilada de 62 años, opina que “es un ejercicio inútil, dinero tirado a la basura”. “Si su gente fue la que le organizó la consulta, que vayan ellos”, dijo a la AFP.
Con la mira en 2024
La consultora en asuntos electorales Integralia estima una participación promedio de 14,8% de los electores. “Se prevé una mayoría contundente a favor de que López Obrador siga en el cargo hasta 2024″, señala en un informe.
AMLO acusa al Instituto Nacional Electoral (INE) de sabotear el referendo en complicidad con “los conservadores” (como llama a la oposición), por lo que anunció una reforma para que sus integrantes y los del tribunal electoral sean elegidos por voto popular y no por la Cámara de Diputados.
El INE, que reclamó sin éxito mayor presupuesto, instalará unos 57 mil 500 puestos de votación contra los 161 mil de una elección federal.
Sin mayor riesgo de tener que abandonar el poder, el presidente podría aprovechar el plebiscito para airear algunos proyectos y “echar a andar la maquinaria” del partido oficialista Morena rumbo a las presidenciales de 2024, estima la analista política Martha Anaya.
“Será un parámetro para evaluar la capacidad de movilización” oficialista, apunta Integralia.
En el país no existe la reelección presidencial ni la ampliación de mandato, y en todo caso AMLO ha dicho que se retirará de la política en 2024.
En los casi tres años que le restan de mandato, su proyecto de “transformación” tiene varios desafíos, como la aplicación de una reforma al sector eléctrico avalada por la Suprema Corte de Justicia esta semana, contra el deseo de Estados Unidos, Canadá y España, y de los partidos opositores PRI, PAN y PRD.
El nuevo marco, que AMLO espera reforzar con una reforma constitucional, da mayor peso al Estado en la generación de energía, en detrimento de los privados.
Algunas de las apuestas avanzan cuesta arriba, pues la coalición de gobierno -principal fuerza en el Congreso- no reúne sin embargo los votos suficientes para modificar la Constitución y se ve obligada a negociar.
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