La flamante diputada local de Morena tiene entre sus costumbres, censurar a la prensa local de su terruño, Tehuacán, Puebla.
Mediante un comunicado oficial, la diputada prohibió a los medios de comunicación que la llamaran Monina y, sin dar más explicaciones, compartió con los medios locales su nuevo nombre..
Ahora que la libertad de expresión y el respeto al periodista han sido temas de interés en México, trasciende que la diputada Mónica Caballero Garci-Crespo prohibió a la prensa tehuacanense que la llamaran por su nombre real, el que sostuvo por más de 30 años.
Nadie puede limitar el derecho de expresión. Un funcionario público tiene la obligación de proteger y garantizar el libre ejercicio del periodismo. Desde luego, ¡A Monina solo le interesa llenarse los bolsillos!
Recurrir a la censura para sostener una mentira es una jugada que, tarde o temprano, le jugaría en contra a la política. Lo que más temes es lo que te tocará enfrentar. Y la justicia le está llegando. La máscara ya se le cayó hace tiempo.
Los medios cumplimos la función social de informar y exponer las incongruencias de gente sin ética o moral, como la Señora Diputada, quien sólita se puso en el ojo del huracán. ¡La que se lleva, se aguanta, diputada!
Se dice que cuando algún reportero la cuestionaba por su nuevo nombre, respondía con arrogancia: Mi nombre es Olga Lucía Romero Garci-Crespo, pero para ti soy Señora Diputada. ¡Vaya soberbia!
Toda su familia la llamaba también Monina. ¿Será que usó el mismo tono dictatorial con sus hijos y su esposo para decirles que ya no se llamaba Monina? ¿O en confianza y en privado aún es Monina?
Para propios y extraños, hoy todavía sigue siendo la Monina. Aunque quisiera, ¡No se pueden borrar 30 años de llamarse así, Señora Diputada!
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